martes, 20 de junio de 2017

Y ADEMÁS, VOCACIÓN

Sí, como te  iba diciendo, debes estudiar mucho o como decían en mi pueblo (y siguen diciendo) "muchismo", que es más que mucho. Pero no sólo radica ahí la dificultad de ser profesor, que ya es, sino que has de saber que se debe tener vocación. ¿Cómo? ¿A qué te refieres? Si hombre, debes tener pasión por la docencia, te debe gustar, disfrutar de lo que haces. No deberías intentar ser profesor si no tienes vocación  para ello; no debes ser profesor si no te sientes realizado con lo que haces, enseñar. Ser profesor no consiste tan sólo en tener conocimientos y transmitirlos. Los conocimientos son importantes, mucho, pero no lo es todo. Mira, si vas a entrar en un aula donde hay 30 chavales de 1° de ESO y tienes que dar una clase de tu especialidad, ¿qué vas a hacer? ¿un dictado con los contenidos de ese día? Pues no, seguramente no deberías hacer eso. ¿Cómo lo haces entonces? Pues, si tienes eso que llamamos vocación,  habrás pensado cómo atraer o enganchar con alguna idea a los alumnos para que le vean o le den algún sentido e importancia a ese tema de hoy. Si te sale bien y observas que los chavales están con los ojos abiertos como los de los  búhos noctámbulos y no te pierden mirada y te siguen y te preguntan y además dicen que lo van entendiendo, ¡madre mía, eso es todo un éxito! Si además resulta que toca el cambio de hora y no te has enterado que se acababa la clase  y te quedas a medias de terminar de explicar una idea, pues entonces es que la cosa va bien, muy bien. Saldrás de ese aula con un sentimiento difícil de describir, pero suele ser de plenitud, de gozo, de alegría interior. Si por el contrario, entras al aula y casi antes de empezar ya estás mirando el reloj, y dices a los alumnos que se pongan  a leer el punto 2 del tema 4, que subrayen las ideas más importantes y que luego hagan las actividades de la 1 a la 5, y de vez en cuando, vas mirando el reloj a ver si va pasando la hora,  pues... no sé, no sé. Si en esa metodología van a consistir tus clases, creo que a lo mejor, no tienes vocación, o se te ha perdido por el camino, o nunca la tuviste. Además hay un añadido en todo esto. Los profesores que no tienen vocación suelen ser aquellos que en los institutos se les nota enseguida, tanto en las clases (los alumnos lo ven bien pronto) cómo con sus compañeros. ¿Y eso cómo se puede saber? Pues muy fácil, el profesor sin vocación viene con mala cara al instituto, suele entrar tarde, suele arañar algunos minutos más de los necesarios entre clase y clase, suele hacer comentarios despectivos sobre sus alumnos, suele decir el lunes que ya queda menos para el viernes, suele faltar a clase más de la cuenta, suele quejarse de todo o casi de todo. Ah,  se me olvidaba, suele comentar también que estamos mal pagados. Bueno, ¿pero estáis mal pagados los profesores? A mi me parece que no, ¿verdad? ¡Tenéis un sueldazo!  Seguro que cobráis dos mil  euros o más,  seguro. Por ahí están las cifras, aunque depende de la antigüedad que lleves en el cuerpo. Para tu información debo decirte que yo, en concreto yo, no me siento  mal pagado, aunque eso es una opinión muy subjetiva. Otros compañeros no piensan así,  y seguro que tiene razón.  Lo que sí te puedo decir es que tenemos el sueldo congelado desde hace décadas, en realidad está más que congelado. Yo siempre digo que está en plena glaciación, sí, sí, como las que hubo en el Pleistoceno. Cuando nos suben el sueldo suele ser un 1% o por ahí. Y cuando nos lo subieron un poco más fue a plazos, así que cuando acabaron de pagar ese  aumento,  después de dos años aproximadamente, la pérdida de poder adquisitivo fue tal, que de nuevo estábamos casi igual que antes de ese aumento.
Pues si, así estamos. Lo que si te puedo decir, y ya para ir acabando, que lo que más veo en la mayoria de mis compañeros (y amigos) es una pasión racional por la enseñanza,; es una dedicación que va mucho más allá de esas treinta y siete horas y media a la semana; es un entusiasmo por enseñar; es una preocupación por averiguar qué le pasa a ese chaval que no presta atención en clase; es una alegría inmensa cuando los resultados acompañan a tus alumnos. En fin que nuestro trabajo forma parte de nuestra vida, del día a día,  y por ello, como te decía antes, hemos de tener vocación.  Ahí está el éxito.

A mis compañeros. Maestros, profesores y a todo aquél que se dedica a la enseñanza.

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